(Cuántas butacas vacías en el foro de los autos)
Contengamos la respiración y con alivio crucemos la
página.
Dice:
He hecho mío un gran pez que llevo ahora en brazos.
Podría ponerlo en agua al llegar a la casa
como coloco las flores o los pies.
Lo triste es figurar
que ese animal carnoso brincara,
sacudiéndose como un látigo de desesperación por regresar a casa.